Comprar productos de temporada y congelarlos.
Son más baratos y se pueden consumir después, cuando su precio haya subido. Esta práctica es muy útil en Navidad, con determinados alimentos muy demandados.
Convertir un producto ya cocinado en otro es uno de los trucos más utilizados para ahorrar.
Las croquetas son un plato estrella, ya que casi cualquier alimento, cocinado o crudo, se puede convertir en su ingrediente principal. Del mismo modo, es posible usar los productos que no se han consumido para hacer sopas, ensaladas, empanadillas, e incluso, postres. No es necesario comer varios días lo mismo. Con un poco de imaginación, las sobras se convierten en comidas muy apetecibles.
Respecto a la fruta sobrante, se puede aprovechar para hacer mermeladas y confituras, que duran más tiempo.
foto ahorrarentelefonia.com
via consumer.es
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