Decides tener una nueva pareja. Y de repente, te ves inmersa en una nueva familia donde los hijos te han llegado ya grandes. Con sus particularidades, caprichos, costumbres y formas de vida. Te sientes, a veces, atrapada y perdida.
No sabes si callar ante ciertas situaciones o salir corriendo. Discusiones van y tropiezos vienen, te es imposible convivir con esas personas que se sienten dueños del mundo y que no valoran en lo más mínimo tus esfuerzos.
No te desanimes, sigue estos consejos y te sentirás mejor:
- Te has unido a tu pareja, no a sus hijos. Cada quien debe ocupar su lugar.
- Evita convertirte en sirvienta o chofer, o de cumplir sus antojos al pie de la letra. Esto les desarrollará una actitud de tiranía y mandato hacia ti.
- Para limar asperezas suele ser muy útil que todos juntos realicen paseos o viajes a lugares diferentes. Se rompe la rutina y da oportunidad de conocerse en otro entorno.
- Si tienes algo que reclamarles, habla primero con tu pareja y que esté presente en el momento en que lo hagas. Evitarás malos entendidos y malas interpretaciones.
- Nada te obliga a aceptar situaciones humillantes o insultos. Ponte firme y desde un primer momento rechaza todo intento de control por parte de ellos.
- Recuerda que eres la pareja de su padre, no su madre sustituta. Por lo tanto, deja bien claro, a todos, que tienes límites en obligaciones y deberes.
La convivencia es un arte que cada vez es más difícil de desarrollar porque las personas estamos inmersas en un mundo de muchos egoísmos. Muchos niños y jóvenes creen que en las situaciones de separación de sus padres, ellos pasan a controlarles en vista de que ya no hay pareja. Ármate de mucha paciencia y tranquilidad para sobrellevar estas nuevas relaciones y escucha con mucha atención sus pensamientos y deseos. El respeto es la base de todo.
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